¿RENUNCIA O VACANCIA?. LO QUE SEA, PERO QUE SE VAYA

Ante la avalancha de críticas a su estrenado -o mejor dicho estrellado- Premier, Pedro Castillo Terrones reaccionó, setenta y dos horas después, anunciando la recomposición de su gabinete, culpando eso así de la debacle generada al Parlamento, al rechazarle la presentación en el hemiciclo para pedir el voto de investidura al día siguiente. Una burda excusa al pretender imitar la inconstitucional “denegatoria fáctica de la cuestión de confianza” que originó el cierre del primer poder del Estado por parte del mitómano exgobernante Martín Vizcarra. Las malas costumbres se imitan, igualan y superan, suele decirse.

Al cúmulo de yerros en estos seis meses de desgobierno, Castillo suma (o resta, dependiendo del cristal con que se lo mire) uno más: La compra de lealtades. La designación de Mirtha Vásquez al frente de la PCM, y de personajes políticos con tendencia caviar (vg. Avelino Guillén en Interior) fueron una clara muestra de pretender acallar voces críticas a su gestión a través de una prebenda ministerial. Algo así, como que “mientras compartamos el poder, las equivocaciones (mayúsculas o no) serán siempre subsanables o pasados por alto”. Obvio que “tapar el sol con un dedo” no se puede (o no todo el tiempo se puede), y las continuas fricciones con el círculo de confianza del profesor, aunado a los problemas cotidianos sin afrontar (y menos resolver), hicieron que la permanencia de Vásquez fuese insostenible, yéndose, como era de esperar, vociferando las debilidades internas de Palacio de Gobierno.

Una prueba más fueron las recientes declaraciones de Carlos Jaico, exsecretario General del Despacho Presidencial, otrora halcón del entorno palaciego: "Lo que digo acá es que muchas veces Pedro Castillo no gobierna, porque uno toma una decisión con él y a la siguiente hora es otra cosa y esa decisión la toma precisamente este Gabinete de asesores", instándolo a renunciar al cargo.

En el comentado mensaje, el mandatario hizo referencia a estas deslealtades, y que no volvería a contar con ellos. Bueno, esperemos que así sea, pues como reza el refrán “cría cuervos y te sacarán los ojos”; sin embargo, el problema es que si deja de lado a la caviarada, y de otro a la oposición que pide a gritos su renuncia o vacancia, se queda como empezó al iniciar la segunda vuelta electoral: Con izquierdistas radicales; es decir, con lo que resta del fragmentado Perú Libre. En buen romance, poco o casi nada para bregar en más de cuatro años. Así lo indicó SEMANAeconómica “Podría volver a cambiar ministros mañana, la próxima semana o en tres meses, pero no obtendrá mejores resultados, porque personas competentes y de prestigio difícilmente estarán interesadas en trabajar al lado de alguien cuyos estándares para conducirse como gobernante son paupérrimos”. En esa misma línea, Jorge Nieto, voceado para suceder a Valer, ha manifestado que asumiría al premiarato siempre que se retiren a los cuestionados Silva (MTC) y Torres (MINJUS). Si mantiene esa postura, es una forma sutil de decirle al presidente “gracias, pero no”.

Para el excongresista acciopopulista, Víctor Andrés García Belaunde, la solución a la presente crisis pasa por la renuncia o vacancia; no obstante, la parlamentaria Patricia Chirinos va más allá cuando refiere: “…. sea vacancia, acusación constitucional o cualquier otro tema que presenten los congresistas, yo lo voy a apoyar, porque creo que este señor y su equipo no pueden seguir gobernando el país”.

Sea la renuncia o la vacancia, eso ya no interesa en estos momentos. Lo que sea, pero que se vaya el señor Castillo.