¡ESTA ES MI CHACRA!

En reciente visita al distrito de San Juan de Lurigancho, Pedro Castillo declaró: “Hoy tenemos a un ministro que ha venido de la chacra, del último rincón del país porque sabe dónde está la necesidad y va a recorrer conmigo posta por posta, hospital por hospital para hacer una alianza de la posta con la escuela porque venimos de esa cantera donde más se necesita", en respaldo a la designación del polémico Hernán Condori en el portafolio de Salud.

En el olvido ha quedado el cuestionamiento al ministro que hasta hace poco tiempo promocionaba (o mejor dicho, vendía) agua arracimada, sin rigor científico alguno. Tampoco dio importancia al pedido del Colegio Médico, medios de comunicación y de la mayoría de bancadas del Parlamento para que sea retirado del puesto. Con esto queda claro -nuevamente- que las malas decisiones que toma Castillo Terrones no son por falta de conocimiento y/o experiencia en gestión pública; sino más bien de acciones deliberadas para provocar innecesariamente confrontación, en particular con el Congreso de la República.

Esto último es lo que precisamente ha ocurrido con la designación del delirante Aníbal Torres Vásquez al frente de la Presidencia del Consejo de Ministros. Cuando estuvo como Titular del Sector Justicia se descubrió que familiares cercanos contrataron con el Estado, vulnerando con total impunidad la Ley de Contrataciones del Estado. En lugar de siquiera ofrecer disculpas y dar un paso al costado, arremetió contra sus detractores y continuó despachando como si nada hubiera sucedido, hasta que fue promocionado como el actual vocero del precario gobierno.

Como no podía ser de otra manera, en accidentada conferencia de prensa, Torres Vásquez culpó a los legisladores de la inestabilidad política, acusándola de golpista, para que a los minutos y manera incongruente afirmase haber enviado un oficio a la Presidente del Congreso para que fije fecha y hora de la presentación del gabinete para el otorgamiento del voto de investidura. En ese mismo acto, negó las preguntas a los periodistas, salvo aquellas relacionadas con la vacancia. En otras palabras, pretendió -una vez más- acallar la libertad de información.

Sin embargo, días antes, preguntado por el nombramiento de Condori, aseveró que el mandatario estudiaba el tema y que su opinión no importaba, desconociendo la Constitución Política en su Artículo 122 “El Presidente de la República nombra ……. y remueve a los demás ministros, a propuesta y con acuerdo, respectivamente, del Presidente del Consejo”. Sumiso ante el poderoso, abusivo frente al resto de mortales.

Todo esto ha conllevado a que según última encuesta de opinión, cerca del 70% de la población desapruebe la gestión del profesor, y más de la mitad exijan su renuncia. Castillo está en su peor momento (hasta ahora). Y sigue en picada, pues lo que haga (o deje de hacer) en adelante será perjudicial para nuestro país, y beneficiará únicamente al entorno palaciego, ávidos estos últimos no solo de ostentar el poder, sino además de obtener prebendas.

Acertadamente la lideresa política Lourdes Flores Nano afirmó que existen tres formas de superar la presente crisis: i) forzar la renuncia al cargo; ii) vacancia; o iii) acusación constitucional por traición a la patria, actualmente en trámite. Está claro que cualesquiera de las opciones mostradas, ninguna incluye a Castillo seguir gobernando.

El oficialismo, por su parte cada vez más resquebrajado, y ante la inminente salida del poder, van variando el discurso por el de “que se vayan todos”; es decir, se va Castillo y también los legisladores. Es obvio que frases peyorativas usadas como “congreso obstruccionista o golpista”, tienen menos eco a la fecha. Hasta el dictador Nicolás Maduro calificó a este febril gobierno como de “izquierda fracasada y cobarde”.

Está claro que mientras el profesor siga repitiendo -aunque solo él lo crea- ¡Esta es mi chacra!, el país entero seguirá recordándole ¡No señor Presidente, así no es mi Perú!

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