LA COCINA ESTÁ CHICA

Andando en búsqueda de alquilar departamento, llego a un inmueble -luego de haber visitado varios en esa semana- y al ingresar vi que todo estaba bien. El propietario, como es obvio para su tranquilidad, pidió que le enviara documentación para cerciorarse que todo está en regla. Hasta ahí perfecto. Al salir, Valeria me dijo “la cocina está chica”, y sí tenía razón. Al rato, le envío al dueño lo solicitado, pero pedía más requisitos que no los había requerido inicialmente. Ella insistió en que lo llamara y le explicara lo innecesario de tal papeleo, y entonces le dije: “Amor, la cocina está chica”; es decir, para que comunicarme con este señor si ya no se arrendaría el predio.

Esto es precisamente lo que viene ocurriendo en nuestro país. Males que nos aquejan, unos más terribles que otros, como la corrupción, delincuencia, sicariato, etc., desde hace largos años. Todos los gobiernos, sin excepción, han cargado sobre sus espaldas, estos flagelos. Sin embargo, desde el pasado 28 de julio, Pedro Castillo Terrones se ha dedicado a todo, menos a combatir estas plagas, y a su vez gestionar en favor del país.

Tan solo unos días atrás, volvió a arremeter contra los medios de comunicación que cubría sus “actividades oficiales”, respondiéndole insolentemente a un periodista “esta prensa es un chiste”. Al día siguiente ofreció disculpas, aunque minutos antes también en otra “actividad oficial” ordenó a la policía cercarles el acceso. Veinticuatro horas después, el periodista Enrique Chávez anunció su despido intempestivo del canal del Estado. A la par, Ximena Pinto comunicó su renuncia forzada de la Presidencia del Consejo de Ministros por no haber cedido a las presiones del Premier Aníbal Torres para no dar publicidad estatal a los medios incómodos al Ejecutivo. Un deliberado ataque a la libertad de información.

Si lo anterior no fuera suficiente, el pasado domingo se filtró la declaración de la lobista Karelim López como aspirante a colaboradora eficaz ante la Fiscalía de Lavado de Activos, acusando directamente al mandatario de ser parte de una organización criminal enquistada en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Por la tarde, en un escueto mensaje, Castillo descartó su renuncia, cuestionando a su vez la labor del Ministerio Público por haber filtrado la declaración de la lobista. Es decir, el mundo entero contra el Profesor.

En tan solo una semana, el gabinete Torres se presentará ante el Parlamento para obtener el voto de investidura. Como van las cosas, es incierto lo que decidirá el Congreso. Es también inseguro la actuación de los legisladores ante las múltiples denuncias en contra del Presidente. Pero lo que sí es real, es que cada día que transcurre va quedándose en la orfandad. Hasta sus más allegados van alejándose. Y, ni qué decir de la caviarada con la que alguna vez compartió el poder. Hoy no solo lo niegan, sino que además empiezan a juzgarlo. Está claro que Castillo se ha convertido en su peor enemigo. Como reseña Peru21 sobre su alta desaprobación “…Y no hay mayor peligro para la democracia y el Estado de derecho que un enorme sector, mayoritario, de la población no sienta ningún respeto ni confíe en su máxima autoridad, el presidente de la República”.

En tanto la mudanza ha sido pospuesta, el Profesor seguirá (des)gobernando con sus innumerables desatinos, yerros, y con el enorme perjuicio para los intereses de la patria, hasta que nuevamente estalle un mayúsculo escándalo que ponga en peligro nuestra tan cuidada democracia. Y, ahí, solo ahí recordaremos la frase de Vale “la cocina está chica”.

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