NECESITAMOS INFORMACIÓN VERAZ Y OPORTUNA
La primera recomendación de la
Organización Mundial de la Salud ante la aparición del Covid-19 fue testar, testar, y testar. Así lo
entendieron países como Japón, Corea del Sur, Alemania, Islandia y Nueva
Zelanda. Inclusive este último viene desarrollando la estrategia de la
eliminación de la pandemia en lugar de la mitigación que se aplica en la
mayoría de naciones. Otra recomendación ha sido -y sigue siéndolo- el lograr una efectiva comunicación con la población.
En el plano local, respecto de lo
primero, los entreveros del gobierno en decidir -y luego intentar explicar- la adquisición de pruebas rápidas en vez
de las pruebas moleculares, hasta llegar a aceptar con resignación que no es
posible comprar más pruebas pues en el mercado internacional existe gran demanda.
Con relación a lo segundo, el evidente fracaso del experimento de cavia porcellus propuesto por el Comando
Covid-19, acabó inmolando a Farid Matuk quien tuvo que reconocer el garrafal
error, aunque escudándose en que la culpa fue del patriarcado, sin mencionar
siquiera la palabra renuncia. Llamó la atención que en esta negligencia la cadena
de responsabilidades haya sido únicamente del ex-jefe del INEI, sin comentario
alguno por parte del Premier o de algún ministro. Vizcarra, en cambio,
sacudiéndose del problema que se le avecinaba, dispuso inmediatamente el
retorno de la salida (de lunes a sábado) de solamente una persona por núcleo
familiar.
En paralelo, Vicente Zeballos declaró la
necesidad de reestructurar las políticas de salud en el país. En más de tres
años de gobierno, incluyendo los cinco meses en solitario sin “congreso
obstruccionista”, la interrogante es, ¿Recién?. Poniendo más leña a la hoguera,
el flamante ministro de salud afirmó decididamente que muchas personas morirán fuera
del hospital, incluso en sus propios hogares, disponiéndose para ello del protocolo
de atención y recojo de cadáveres. ¡De terror!
Mientras esto ocurre al interior del gobierno,
el Decano del Colegio Médico del Perú manifestó no tener comunicación alguna
con el Presidente ni con el Ministerio de Salud respecto de las acciones y/o
decisiones adoptadas con el SARS-CoV-2.
El historiador Israelí Yuval Noah Harari,
en entrevista para la BBC, ha señalado que para enfrentar esta crisis a nivel
interno tendremos dos opciones: control y vigilancia totalitarios y centralizados,
o la solidaridad social y el empoderamiento de los ciudadanos. Obviamente, nos
inclinamos por la segunda.
Entendemos que esta pandemia sigue
siendo un temible enigma al no encontrarse su cura; sin embargo, el gobierno
debe ser consciente que para poder seguir enfrentándola tendrá que implementar -o mejorar los actuales- canales de
comunicación dirigidos a la población. Comunicación
interna, en la que varias voces de distintas entidades opinen, y se
convierta en una sola que transmita la posición del gobierno. Y, comunicación externa, en que esa voz
autorizada nos de la seguridad y/o tranquilidad necesaria en cada uno de
nuestros hogares. No más improvisación, y eso pasa por bajarle un poco el
excesivo protagonismo diario de Vizcarra con sus ensayos populacheros. Requerimos
una autoridad que nos diga las cosas que necesitamos escuchar de manera firme
pero esperanzadora, y esto último incluye esbozar estrategias a ser utilizadas
a partir del día siguiente de levantada la cuarentena.
El tiempo, hoy más que nunca, es un lujo
que no podemos desperdiciarlo en verborrea rimbombante pero sin contenido
alguno.
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