LLEGÓ DINA. ¿SE IRÁ TAMBIÉN?
En horas de la mañana, el aún
Presidente de la República, Pedro Castillo Terrones, anunció el cierre
del Parlamento, instaurando un gobierno de emergencia excepcional, además que
el próximo Congreso elabore una nueva Carta Magna, así como declarar en
reorganización el sistema de justicia:
Poder Judicial, Ministerio Público, Junta Nacional de Justicia y Tribunal
Constitucional.
¡Impensable!. Sí, esa podría ser la expresión
que mejor calzó en esta coyuntura política vivida. Lo hecho por Castillo
Terrones estuvo lejos, bastante, de tener algún asidero constitucional. De
inmediato, uno a uno renunciaron los ministros, desde Salas (Trabajo) hasta
Betssy Chávez (PCM), y se quedó solo. Literalmente, en la orfandad.
Paralelamente, los Titulares de
los citados organismos rechazaron de plano el pretendido golpe de Estado. Más
aún, la aún Vicepresidenta Dina Boluarte ratificó que “…se trata de un golpe de
Estado que agrava la crisis política e institucional que la sociedad peruana
tendrá que superar con estricto apego a la ley”. Y como epílogo, un comunicado
del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional puso fin a
tan aborrecible ambición. Así, despejado el camino, el Congreso adelantó la
moción de vacancia, votándose abrumadoramente con 101 a favor: El prosor fue
destituido por incapacidad moral permanente. Por la tarde, asumió funciones la
señora Boluarte Zegarra.
¿Qué pasó exactamente para que
Pedro Castillo tomase esa absurda decisión?. Incierto, aunque una aproximación tiene que ver
con la escalonada de denuncias por corrupción en su contra y de su entorno
(familiares y allegados), algunos de ellos prófugos. Previo a la designación del
último gabinete, doña Dina declinó participar, y días después fue absuelta por
la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales. Coincidentemente, salió libre
el exjefe de la DINI, José Luis Fernández Latorre, revelando
en un programa de noticias que el entonces mandatario sabía de los actos de
corrupción de sus sobrinos.
Jaque. Y, en la mañana de hoy, ante la Comisión de Fiscalización,
Salatiel Marrufo, otrora Jefe de Gabinete de Asesores del Ministerio de Vivienda, declaró que el entonces ministro
Geiner Alvarado entregaba mensualmente S/ 50 mil a Pedro Castillo para mantenerse
en el puesto. Mate.
Con toda la evidencia sobre la mesa, el profesor chotano
entró en pánico. Entendible, sabía lo que venía, la defenestración del cargo. Y
también lo que luego ocurriría y finalmente sucedió: Está detenido, y lo más
probable es que pronto acabe tras las rejas con prisión preventiva, cerrándose ese
capítulo, corto pero triste, de nuestra historia republicana.
Comentarios
Publicar un comentario