Y HASTA QUE SE VAYA PEDRO ¿QUÉ HACEMOS?

Como era previsible, el Parlamento no logró el desafuero de Pedro Castillo Terrones de la Presidencia de la República. Horas antes ya se sabía, o al menos eso se intuía. Las posturas políticas-ideológicas de algunos legisladores (en particular de aquellos afines al oficialismo) así lo demostraban. Fueron 55 votos a favor, 54 en contra, y 19 indecisos. De estos últimos puede decirse que tal dubitación se debió a dos factores: miedo o promesa de recompensa. En lo primero, existe temor a que luego de la vacancia se convoque a elecciones generales, y como muchos de ellos recién están debutando en el quehacer político (por no decir que son desconocidos para la opinión pública), probablemente de postular no saldrían elegidos. La sola idea de perder ese jugoso sueldo, más oficina, chofer, secretaria, asesores, asistentes, viajes de representación, entre otras gollerías, habría desanimado a más de uno de apretar el botón verde. Y de lo segundo, es evidente que “LOS NIÑOS” (grupo de parlamentarios que apoyan al profesor a cambio de ser presuntamente favorecidos con obras, y de ahí la coima) son más de los seis como acusó la lobista Karelim López. Y en circunstancias como estas suelen reproducirse (el actual gobernante literalmente se jugó la vida en el hemiciclo, lo que resulta tentador para poner precio a su voto). Así, no sería raro que en las siguientes semanas (o en tan solo días) allegados a un padre de la patria (familiar, amigo, asesor, etc.) sean favorecidos con puestos de trabajo en algún ministerio. Claro que con una muy apreciable remuneración.

¿Se irá Castillo?. Desde luego que sí, y será en poco tiempo. Entonces, ¿Qué tendrá que ocurrir, o es que ya viene ocurriendo?. Hace unos días, reapareció Francisco Sagasti, nuestro Lord expresidente, y vaya que lo hizo de una manera bastante radical: Propuso el adelanto de elecciones mediante recolección de firmas. Inmediatamente, dicha propuesta fue rechazada por la clase política. Inclusive el exPremier Guido Bellido le respondió Usted no es más que un tonto útil de sus auspiciadores caviares”; sin embargo, a los pocos días, la ministra de Trabajo, Betssy Chávez, presentó un proyecto de ley estableciendo que en caso el mandatario renuncie o sea vacado se convoque a elecciones generales. Esto último guarda consonancia con la propuesta declarada pero nunca presentada del Presidente de Consejo de Ministros Aníbal Torres.

Como refiere el analista político Juan de la Puentepara que estemos discutiendo de adelanto de elecciones es que la crisis ha pasado a otro nivel”. Y tiene razón, pues en adelante la coyuntura política ya no será la vacancia, sino por cuanto tiempo más permanecerá Castillo como gobernante, y en paralelo quién será su sucesor/a, toda vez que no hay confianza en la vice Dina Boluarte, y hay sectores de la clase política que rechazan la forma de dirigir al primer poder del Estado por parte de doña María del Carmen Alva.

En adición, una reciente noticia llamó la atención del país: La orden de detención preliminar de Bruno Pacheco, entonces Secretario General del Despacho Presidencial, y de Fray Vásquez y Gianmarco Castillo, ambos sobrinos del dignatario. Todos ellos están en calidad de prófugos de la justicia, aunque es cuestión de tiempo para que sean capturados y puestos tras las rejas. La pregunta que queda flotando es ¿Qué declararán; es decir, cerrarán filas en torno a su tío Pedro, o contarán la verdad aspirando a convertirse en colaboradores eficaces?. Solo el tiempo lo dirá, aunque cual sea la respuesta, en nada favorecerá al mandatario.

Castillo ha sido salvado de la vacancia. Por segunda y quizá la última vez. Pero está desgastado, quebrado emocionalmente. Sus repetitivas y cansadas frases alegando a “el pueblo” lo único que hace es pretender dividir a nuestra sociedad entre “ricos y pobres”. Asimismo, con la cada vez más descontrolada alza de precios de primera necesidad, incluyendo el combustible, aunado al paro de transportistas con bloqueo de carreteras en varias regiones del país, el profesor seguirá hundiendo más y más al país, con su permanente confrontación política con el Congreso, amén de seguir designando personas de dudosa reputación para cargos de alto desempeño funcional.

La pregunta cae de madura ¿Qué hacemos como sociedad en tanto Pedro Castillo decida abdicar o ser defenestrado por el Parlamento?.

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