PALACIO DE GOBIERNO: ¿GUARDERÍA O GUARIDA?

Hace unas semanas la prensa reveló que la aspirante a colaboradora eficaz, Karelim López, declaró ante la Fiscalía que cinco parlamentarios se habrían reunido subrepticiamente, y en varias ocasiones, con Pedro Castillo Terrones, con la finalidad de brindarles su apoyo a cambio de jugosas prebendas en el estratégico Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Ellos fueron descritos por la lobista como “LOS NIÑOS” debido a su inexperiencia política.

Llegado el pasado 8 de marzo, se presentó en el Congreso el gabinete de Aníbal Torres (el cuarto, y probablemente el último, de este precario gobierno) para obtener el voto de investidura. Y así fue, aunque de manera bastante ajustada (64 a favor y 58 en contra). Como era de esperar, los legisladores del partido oficialista, de Acción Popular (incluyendo “Los Niños”) y otros afines fueron quienes definieron la continuidad de Torres al frente de la PCM. El mismo día, por la tarde, un envalentonado Castillo fustigó -como ya se le ha hecho la insana costumbre- al Parlamento declarando “Hoy sale algún grupo cuidando su curul con papeles en alto diciendo y haciendo otras cosas. Acompáñenos, mójense, caminen con nosotros. Lo que piden dentro de la curul díganlo en el pueblo, en las calles, en las plazas”. Paralelamente, un grupo de cincuenta legisladores presentó una nueva moción de vacancia por incapacidad moral permanente contra el mandatario, recientemente admitida a trámite de manera contundente (76 votos a favor y 41 en contra), obligando al Presidente a presentarse en el hemiciclo el próximo 28 de marzo.

Sin embargo, en la tarde del último martes el mandatario se presentó en el Congreso pretendiendo ensayar un discurso conciliador con la oposición, a la par que negaba cualquier vínculo con Karelim y/o con la corrupción, hasta que en improvisada conferencia de prensa el mismo Premier comentó que el Presidente había descartado presentar una iniciativa legislativa de adelanto de elecciones, toda vez que quería corregir la inestabilidad política reinante. En buena cuenta, el profesor cree estar haciéndonos un favor en seguir permaneciendo en el cargo, cuyos groseros errores terminamos asumiendo los más de treinta millones de peruanos.

En tanto todo ello viene ocurriendo, un desesperado Castillo presentó un habeas corpus intentando limitar la actuación de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, la cual está en trámite, siendo lo más probable que sea oportunamente declarada improcedente por ser manifiestamente inconstitucional. Asimismo, Bruno Pacheco, ex-Secretario General del Despacho Presidencial, y otrora poderoso del círculo íntimo del hijo ilustre de Chota, hizo circular en redes sociales un video en el que aseguraba ofrecerse para colaborar con la justicia y decir -está vez que sí- la verdad (lo cual conlleva a deducir que todo este tiempo estuvo mintiéndonos). Y, el fin de semana que nos dejó, un reportaje de un programa dominical dio cuenta de la existencia de otro “Sarratea”; es decir, otro inmueble en donde sus sobrinos preferidos aparentemente se reunían para planear algún ilícito, movilizándose en autos pertenecientes a proveedores de ministerios. Al día siguiente, dicho departamento fue allanado por la Fiscalía incautándose material que será revisado y algo habrán de encontrar, por lo que no extrañaría que pronto tengamos a alguno de sus familiares acogiéndose a colaborar con la justicia.

Hay que reconocer que en toda esta trama de terror para los intereses de nuestro país, Pedro Castillo no se inmuta; vale decir, no hace siquiera el mínimo esfuerzo por parecer honesto. Desde escoger personajes de cuestionable reputación para ser funcionarios de Alta Dirección (ministros, viceministros, secretario general, etc.), hasta reunirse clandestinamente con prontuariados (caso Zamir Villaverde). Por eso resulta válida la interrogante ¿Se ha convertido Palacio de Gobierno en una guardería o guarida de viles delincuentes?.

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