NUEVAMENTE EN PRISION Y SIN JUICIO PREVIO
Keiko
Sofía Fujimori Higuchi está nuevamente en prisión. Víctor Zúñiga ha sido el
juez encargado de declarar fundado -luego
de once audiencias- el pedido del controvertido fiscal José Domingo Pérez
ordenándole 15 meses de prisión preventiva, basando su resolución en que existe
“peligro abstracto de fuga” por parte de la señora Fujimori, desconociendo a su
vez el criterio interpretativo del TC (habeas
corpus que decidió su inmediata excarcelación).
Desde
luego, se han levantado voces, de la mayoría, de estupor e indignación ante tal
desproporcionada e injusta medida adoptada por la justicia peruana, toda vez
que no existe la figura jurídica del “peligro abstracto de fuga”, además de ser
un derecho fundamental de la persona optar por alquilar o comprar una vivienda
sin que ello conlleve a suponer la existencia de fuga alguna; y que un juez no
puede ni debe apartarse de las sentencias emitidas por el Máximo Intérprete de
la Constitución, tal como lo establece el Artículo 201° de nuestra Carta
Política. Otros, en cambio, lo ven como una decisión basada en el odio y
venganza por parte de la judicatura.
Lo
último queda descartado. Keiko está sufriendo carcelería porque resulta
demasiado incómoda a los intereses del gobierno golpista que encabeza Martín
Vizcarra. Rememoremos. En el periodo parlamentario 2006-2011, Alianza para el
Futuro obtuvo 13 curules, convirtiéndose así en la cuarta fuerza del Congreso. En
el periodo siguiente (2011-2016), Fuerza 2011 obtuvo 37 Congresistas siendo la
segunda fuerza del parlamento. En el último periodo (disuelto el 30 de
septiembre pasado), Fuerza Popular obtuvo 73 congresistas. Y, en estas Elecciones
Complementarias del domingo pasado, contra la opinión de gran sector de la prensa
palaciega y sus encuestadoras, el mismo Partido Político obtuvo 15 curules. En
todos los casos nombrados, la lideresa indiscutible ha sido -y probablemente siga siéndolo- la señora
Fujimori Higuchi.
Precisamente
con los resultados de estas últimas elecciones, Vizcarra conoce bien que un
Congreso fragmentado ahondará no solo la brecha existente al interior del
primer poder del Estado, sino además que no le servirá para tratar proyectos de
ley que necesiten ser aprobados (sin revisar por supuesto) inmediatamente. Sabe
también que con su popularidad alicaída (la
aparición del FREPAP es la muestra que las encuestadocracias solo sirvieron
para medir intención de voto en la población urbana y a través de las redes
sociales, y no en el interior del país) y sin resultado alguno que mostrar
(ejemplo de ello fue el dantesco incendio
provocado por un camión de gas en el distrito capitalino de Villa El Salvador con
la lamentable cifra de 16 fallecidos, sin autoridades responsables hasta el momento),
la población perderá la paciencia y su hasta hoy imagen de gran gestor decaerá
definitivamente.
Vizcarra
usa y abusa de nuestra cada vez más frágil democracia. Las entidades públicas
que por excelencia son llamadas a ser autónomas como el Ministerio Público y el
Poder Judicial, hace rato que no lo son. Están subyugados al poder de turno. En
la Fiscalía, su titular se muestra temerosa a tomar decisiones en procura de la
defensa de la legalidad que señala su propia Ley Orgánica, haciendo en cambio una
férrea defensa al cuestionable Equipo Especial Lava Jato; más aún la Junta de
Fiscales Supremos, máxima instancia, se encuentra literalmente “atada de
manos”, no solo por quien la preside (la propia Fiscal de la Nación), sino porque
sus demás integrantes están de alguna manera coaccionados por investigaciones
judiciales que a todas luces son inexistentes. Mientras, en el Poder Judicial,
su Presidente el señor Lecaros afronta recientemente una investigación -quien lo diría- de parte de la señora
Ávalos por presunto delito de omisión de denuncia (irónico que hasta algunos días, ambos se estrechaban las manos al haber
sido miembros de la otrora Comisión Especial de la JNJ).
Uta Thofern dijo “La democracia necesita tiempo, y es
una ardua búsqueda de consenso y equilibrio entre los diferentes intereses……..
Si todas las normas se dejan de lado, lo primero que surge es el caos, seguido,
en la mayoría de las veces, de la imposición de la ley del más fuerte. Y eso no
es precisamente justicia” (DW, 6.12.2019).
Efectivamente
Keiko ya está en la cárcel, pero en algún momento saldrá en libertad (sea porque la propia justicia ordinaria o el
propio TC así lo dispongan), más que por su propio deseo por no existir razón
técnica jurídica alguna que hubiere ameritado su encarcelamiento.
Confiemos
-hagámoslo una vez más- en nuestra
justicia (incluyendo al TC), pues ella es y debe ser más grande que todos los
problemas que afrontamos como sociedad.
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