GOBIERNO EN MODO INDIGNACION
El 9 de enero pasado, Gloria Montenegro
tuiteó: “Cuidemos a nuestros NNA desde
que nacen. El 2018, cada día, 9 niñas de 14 años de edad o menos, acudió al
RENIEC para obtener el Documento Nacional de Identidad de su recién nacido. Un
total de 3129 casos. ¿Quiénes se indignan conmigo?”. Al día siguiente,
atizó: “Somos un país de violadores”,
ratificándose más tarde de aquella controvertida frase. Horas después, el
Premier Vicente Zeballos, intentando matizar dichas polémicas declaraciones,
declaró “el Perú
es un país de gente de bien, y que las acciones de uno u otro no pueden llevar
a generalizaciones”.
La señora Montenegro
está indignada. Eso está claro y es comprensible, máxime si solamente el año
pasado se registraron 16,632 casos de violencia sexual, siendo el 43.8% por
delito de violación y que el 68.7% de las victimas agredidas fueron menores de
edad (Expreso, 10.01.2020).
Pero, ¿es suficiente tal
indignación de su parte?. Veamos. De acuerdo al Reglamento de Organización y
Funciones (ROF) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones, esta cartera es el
órgano rector encargado de, entre otros, la promoción y protección de
los derechos de niñas, niños y adolescentes (Artículo 2°, Literal j). Más aún,
cuenta con el Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y
Sexual encargada de brindar apoyo a las personas en situaciones de violencia
contra mujeres e integrantes del grupo familiar a nivel nacional.
En resumen, el
Poder Ejecutivo, a través del MIMP, se encarga de la protección de TODOS
nuestros niños y adolescentes, entendiéndose que por la edad -entre otros factores- se encuentran en
situación de vulnerabilidad.
Y, entonces ¿de
qué se indigna la señora Ministra?. Recordemos la noche del 24 de diciembre
pasado, saliendo de misa en la Catedral de Lima presurosa caminaba la señora Ministra
de Justicia, Ana Teresa Revilla, y al ser abordada por el periodista preguntándole
sobre un reciente caso de feminicidio y a su vez de negligencia parte de los
efectivos policiales de la comisaría del sector al no brindar ayuda oportuna a
la víctima y sus hijos, se excusó diciendo: “Estoy en pleno momento de navidad”, generando el rechazo unánime de
la población, e incluso el señor Vizcarra señaló enfáticamente -desde su natal Moquegua- no compartir
esas expresiones y que llegando a Lima conversaría con ella, aunque luego -como es sabido- reculó y le dio
nuevamente su “voto de confianza”, sumándose previamente el corifeo de la
prensa palaciega (Augusto Álvarez Rodrich dijo “La metida de pata de la ministra
Revilla no justifica una destitución”, en La República, 27.12.2019).
¿Se indignó
la señora Montenegro ante las expresiones de su colega Revilla? ¿Siquiera hizo
comentario alguno?. La respuesta ya la sabemos.
Las
infelices declaraciones de la señora Montenegro no tendrán mayor repercusión al
interior del gobierno; es decir, una probable evaluación de la permanencia en su
cargo. Por el contrario, el señor Vizcarra debe estar satisfecho de contar con
una Ministra indignada que agravia a cuanta persona considere su enemigo, sin
importarle que ese “enemigo” sea a su vez un peruano/a. Es lo que busca este
gobierno, el factor distractor en esta coyuntura electoral, que por lo que
viene pronosticándose (la ausencia de encuestas de opinión así lo confirmarían)
el voto electoral del próximo 26 de enero le será adverso a los intereses del golpista.
Burda manera de tener distraída a la población y no exigirle mostrar resultado
alguno de gestión (Vg. La idílica promesa de inicios de 2019, de entregar 1000
colegios y 80 hospitales, ambos nuevos).
Como
bien refiere Isabel San Sebastián -parafraseando
la investidura de Pedro Sánchez al gobierno español- “El apaciguamiento es pan para hoy y hambre para mañana” (Diario ABC, 06.01.2020).
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