NOSOTROS, EL PUEBLO

A escasos días de dejar la presidencia de los Estados Unidos (enero de 1989), Ronald Wilson Reagan dio su último discurso diciendo entre otras frases: “La nuestra fue la primera de las revoluciones en la historia de la humanidad que dio un verdadero vuelco al curso de los Estados, y con tres sencillas palabras, Nosotros el Pueblo”. A lo largo de los años, en nuestro país el concepto de “PUEBLO” ha sido apelado sucesivamente por diversos gobernantes. Fue el caso del exmandatario Alejandro Toledo Manrique (2001-2006), quien se consideraba un “cholo”, a lo que su esposa Eliane Karp agregó “Escúchenme bien, pituquitos miraflorinos, escúchenme bien, los apus han hablado: mi cholo es sano y sagrado”.

El actual mandatario no se quedó atrás, y en innumerables ocasiones, invoca al pueblo como guardián y/o fiscalizador de posibles actos de corrupción al interior del aparato estatal. Así, el 28 de julio pasado declaró "He llegado para gobernar con el pueblo y para el pueblo". Cuatro meses después, en visita en Andahuaylas dijo “Algunos pituquitos, escuchaban de la segunda reforma agraria y decían, ¿y cuándo se ha dado la primera?, si no saben cómo es coger una herramienta”.

Pues bien, esa (falsa) declaración ha llegado a su fin. Ante el hastío generalizado por el incremento de los precios de bienes de la canasta básica familiar, y la nula respuesta por parte del Ejecutivo traducida en medidas a adoptar para paliar la difícil situación, aunado a la crisis institucional permanente al interior del gobierno (por ejemplo, exsecretario General del Despacho presidencial y sobrinos del profesor prófugos de la justicia por actos de corrupción), Castillo decretó -al filo de la medianoche del lunes 4 de abril- el toque de queda en nuestra capital para el día siguiente y por 22 horas, amenazando inclusive con prolongarlo por más días. La respuesta masiva y prolongada de la población enardecida se volcó a las calles exigiendo la renuncia del precario inquilino de Palacio. Al no encontrar amparo en la Policía y Fuerzas Armadas, Castillo “aceptó” una reunión de coordinación con el Parlamento. A los pocos minutos de su arribo al hemiciclo claudicó anunciando el cese inmediato de su inconstitucional medida, lo que generó -solo aquel día- pérdidas al país por S/ 1,000 millones.

Hubo pues literalmente un “jaque” (casi mate) de la población hacia Castillo. Y este lo sabe, conjuntamente con sus ministros y los pocos alabarderos que le quedan. Esto sienta un pésimo precedente, toda vez que en lo sucesivo cualquier demanda de cierto sector de la población deberá ser atendida por el Ejecutivo. No interesará si las mismas tienen razón o no. Rehusarse a hacerlo dará lugar a marchas, a las que se plegarán grupos con igual o similares intereses. Debemos tener en cuenta que NO todos los pedidos son plausibles, por más bien intencionados que sean los mismas. Y hay momentos en que debe decirse NO. ¿Se atreverá Castillo a hacerlo cuando llegue ese momento?. Cierto, ya tenemos la respuesta.

En esa misma línea, Aníbal Torres, titular de la Presidencia de Consejos de Ministros, ante la pregunta del periodista colombiano sobre la posible salida de Castillo, declaró “todo es posible en el Perú”. A ello agregar que de acuerdo a la última encuesta de opinión (IPSOS), el profesor tiene apenas un 19% de aprobación. Y va cuesta abajo. Hasta Walter Gutiérrez, Defensor del Pueblo, le ha pedido expresamente la renuncia por “el grave y acelerado deterioro de la administración pública”.

El pueblo, tantas veces nombrado por Castillo, ya no aguanta más. Está hastiado, sintiendo que estos cerca de 9 meses han sido estériles y los que restan serán peor. Exige cambio de rumbo, pero para que ello suceda debe empezar por cambiarse al propio Presidente. Parafraseando al congresista Roberto Chiabra “Así como el pueblo te pone, el pueblo te saca”.

El verdadero pueblo somos aquellos que no creemos al falso profeta que dijo ser para llegar a la Primera Magistratura del país, y que espera que sigamos haciéndolo por los más de cuatro años que resta de este desastroso gobierno. Somos el pueblo que dice ¡BASTA YA!, de tanta mentira, mediocridad, corrupción, y todos los demás lastres que encarna PEDRO CASTILLO TERRONES. Si este señor ama al Perú, o por lo menos algún cariño le tiene a nuestra patria, ¡RENUNCIE!.

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