AL FINAL TODOS NOS CONTAGIAREMOS
El jueves pasado, Martín Vizcarra afirmó
sobre el Covid-19 “La enfermedad nos ha
enseñado que este virus va a atacar a todos que nadie se va a salvar. Unos más
temprano, otros más tarde, pero nadie se va a salvar”. Al día siguiente,
diversos especialistas de la salud discreparon de esta aseveración, entre ellas
la ex-ministra Patricia García quien dijo que se contagiarán las personas que no se cuidan o
que no tienen como cuidarse.
Vizcarra ha resultado ser de estos personajes
políticos que suele decir las cosas por decir; es decir, aquello que se le
viene a la mente. En su desmedido afán de estar siempre en sintonía con “el
pueblo” (aquél que las encuestas de opinión lo sitúan con 80% o más de
aprobación), exterioriza sus pensamientos sin mayor análisis, generando de un
lado el temor en la población ante la propagación o rebrote de la peste china, y
de otro la desconfianza en el mercado, más aún en la incipiente fase de
recuperación de nuestra golpeada economía.
Recordemos que hace poco más de dos meses, el
propio Vizcarra enunció que habíamos llegado a la cima de contagios. La
historia, más temprano de lo previsto, terminó por desmentirlo.
Ante ello, el estrenado premier, Pedro
Cateriano, apuntaló que durante su gestión la prioridad del gobierno será la lucha contra la pandemia y el
relanzamiento económico del país. En lo primero, era necesario -y hacía bastante tiempo- una oxigenación en el desalentado gobierno. Zeballos no
daba más, se le notaba cansado. Los crecientes escándalos por corrupción en
compras sobrevaloradas, así como presunto tráfico de influencias que han
alcanzado inclusive al mismísimo inquilino precario de palacio de gobierno,
terminaron por retirarle la confianza (por más que el propio Vizcarra haya
dicho públicamente que este lo acompañará hasta el final de su mandato). Y,
respecto de lo segundo, solo en el periodo de abril
a junio pasado se perdieron más de 2.6 millones de empleos en la capital según
estimaciones del INEI, agregando que de acuerdo a la Cámara de Comercio de Lima
más de 900,000
personas pasarían al umbral de la pobreza.
Titánica tarea a emprender.
De Cateriano queda claro que no hará sombra a
Vizcarra, pues es ampliamente conocida su subordinación al gobernante (muestra
de ello fue su inacabable prosternación a la entonces cogobernante Nadine
Heredia), aunado a la investigación penal en trámite ante el Despacho de la
Fiscalía de la Nación desde enero del año pasado, por presunta sobrevaloración en
la compra de veinticuatro helicópteros rusos. Esto último será como “espada
de Damocles” para Cateriano, pues que cada vez que intente innovar por “su cuenta” en
algo que no sea del agrado del moqueguano o de sus halcones, este último solo
deberá alzar el teléfono y la siempre solícita Zoraida Ávalos dispondrá inmediatamente
de alguna diligencia que incomode al flamante premier.
En resumen, se inicia el gabinete de
salida, aquél que deberá garantizar a Vizcarra la impunidad o cierto
favorecimiento del aparato judicial para cuando le toque enfrentar las
múltiples denuncias -algunas de ellas hoy
encarpetadas, y otras en trámite- que le lloverán a partir del 29 de julio
de 2021.
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