USTED SE EQUIVOCÓ
Sí señor Francisco Rafael Sagasti Hochhausler, usted se equivocó
y en estas últimas semanas -coincidiendo con la segunda vuelta electoral-
lo ha hecho en varias oportunidades. Y no, no se trata de aplicar la frase “errar
es humano, perdonar divino”, pues lo suyo es más que eso. Sus indecisiones
(entendiéndose hasta como indiferencia), y también sus malas decisiones,
generan un clima de incertidumbre y de crispación política que impide seguir
avanzando como sociedad. Veamos por qué.
Usted se equivocó cuando pomposa y
orgullosamente nos contó haber superado las 10 millones de dosis contra la
Covid-19, mientras calló cuando el país entero vio el penoso espectáculo de la
Premier Violeta Bermúdez y el ministro de Salud Oscar Ugarte celebrando a punta
de cumbia (la canción “ojala que te mueras” del exitoso Grupo 5), so pretexto
de haberse cumplido la meta propuesta de 200 mil inoculados en el vacunatón, cuando
estamos muy cerca de superar esa misma cifra en fallecidos a causa de esta
mortal pandemia, siendo muchos de ellos por responsabilidad en la pésima
gestión del inefable y mitómano Martín Vizcarra.
Usted se equivocó cuando indignado
-y razón no le faltó- ha reaccionado ante el ataque sufrido por dos
ministros señalando “respetamos el derecho a
manifestarse pacíficamente, como lo hemos venido haciendo, pero lo que sucedió
hoy marca un quiebre y eso no va a continuar, tomaremos todas las medidas del
caso”;
sin embargo, ni una sola línea para la desgracia ocurrida al señor Richard
Muro Macedo, violentado de manera salvaje por una turba agresiva en los
alrededores de la Plaza San Martín.
Usted se equivocó cuando dice
respetar la independencia de poderes, pero no se manifiesta ante el atropello cometido
por el poder judicial en asuntos que corresponde exclusiva y excluyentemente al
Congreso de la República (elección de magistrados del Tribunal Constitucional).
Mantener la independencia no significa dejar de actuar; es decir, no
pronunciarse. O, lo que es peor, en palabras de la Presidente del PJ: “las
resoluciones pueden ser impugnadas”. No puede, ni debe permitir que un
poder del Estado (por cierto el primero, de mayor relevancia constitucional) sea
reducido en sus funciones, y observar cómo se desarrollan las cosas como si se tratase
de un simple espectador.
Quedan pocos días para la proclamación, y
como van las cosas (sin pecar de clarividente) tendremos pronto un ganador que
llevará adelante (esperemos que así sea) los destinos de nuestra patria. En
tanto ello ocurra, y hasta el 27 de julio a la medianoche, debe bajar la tensión,
la convulsión social vivida. Pero por favor, ¡Hágalo ya!
No más equivocaciones señor Presidente. Sus errores, por acción u omisión, cuesta demasiado a todos los peruanos.
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