LO DIFÍCIL QUE ES EQUIVOCARSE, MÁS EL RECONOCERLO
En
entrevista televisiva se le preguntó a Víctor Zamora sobre la posibilidad de
traer vía puente aéreo desde Iquitos a la capital a los médicos infectados por
el Covid-19 que se encuentran en cuidados intensivos, respondió que “…., desde
el punto de vista legal, constitucional, todos
los profesionales son igual de ciudadanos que el resto de nosotros….”. La indignación cobró fuerza
inmediatamente, al punto que el Colegio Médico pidió al señor Vizcarra su salida
del gabinete.
Lejos de acallar las reacias críticas,
en su acostumbrada y solitaria conferencia, Vizcarra ratificó la confianza al
ministro, pidiendo al CMP superar alguna discrepancia suscitada, aunque sin
admitir responsabilidades y menos pedir disculpas.
Pero exactamente ¿que fue aquello
que exacerbó los ánimos no solo del CMP sino de gran parte de la población?. Es
cierto que bajo el principio constitucional de la igualdad ante la ley se
proscribe la discriminación; sin embargo, cabe la posibilidad de la
diferenciación entre personas ante determinadas situaciones. El Tribunal
Constitucional ha sostenido que “…(Sic)..,
debe precisarse que la diferenciación está constitucionalmente admitida,
atendiendo a que no todo trato desigual es discriminatorio; es decir, se estará
frente a diferenciación cuando el trato desigual se funde en causas objetivas y
razonables. Por el contrario, cuando esa desigualdad de trato no sea ni
razonable ni proporcional, estaremos frente a una discriminación y, por tanto,
frente a una desigualdad de trato constitucionalmente intolerable” (STC N° 0048-2004-PI/TC).
En nuestro caso, efectivos policiales, miembros
de las Fuerzas Armadas, y profesionales de la salud (médicos, enfermeras, etc.),
están diariamente en la primera línea de batalla frente a esta mortal pandemia,
exponiendo su integridad física y emocional en procura de nuestro bienestar,
inclusive cuando el propio Estado no les provea de suficientes recursos
logísticos (mascarillas, lentes, etc.) para hacerle frente.
Así lo entendemos los más de 30 millones
de peruanos cuando cada noche (8pm) aplaudimos a estos héroes anónimos con
rostro para agradecerles la encomiable y desinteresada labor que desarrollan.
Como lo hemos señalado en anteriores
oportunidades, en más de sesenta días de confinamiento (mal llamada
cuarentena), el gobierno del señor Vizcarra carece de lo más elemental:
ESTRATEGIAS. Por ello, coincidimos con Ana
Sánchez cuando refiere -en el caso del
gobierno ibérico- que “….El Ejecutivo
socialista no es culpable de que exista el coronavirus pero sí lo es de no
haber preparado al país para su llegada y de haber retrasado la toma de medidas
contra su expansión….” (ABC,
13.04.2020).
La Organización Mundial de la Salud acaba
de señalar que probablemente este virus no desaparecerá, lo cual hace entrever
que tendremos que aprender a convivir con ello, tomando las precauciones que
los especialistas nos indican (lavarse las manos con jabón, uso de mascarillas,
y respetar el distanciamiento social).
Por esto último, es incomprensible los
vaivenes del gobierno en la toma de decisiones. Ejemplo es la dación de la norma
que prohibió el acceso a mercados y bancos sin el uso de guantes, a pesar que
la propia OMS y OPS no garantizaban su uso para evitar contagios, resultando que
en menos de veinticuatro horas el propio gobierno enmendase dicha disposición con
¡Fe de Erratas!, y no emitiendo otra norma de igual o mayor jerarquía como
debió corresponder. O, la reciente declaración del mismo Zamora al anunciar la
entrega de 10 millones de mascarillas a nivel nacional para la población vulnerable
a través -una vez más- de los
municipios, sin detallar cómo serán distribuidas, cuantas corresponderá a cada
persona/familia, y de qué medios logísticos se servirán los entes ediles para el
reparto.
Sigamos aplaudiendo a estos miles de héroes,
incluyendo a los bomberos, y al personal de serenazgo y de limpieza pública,
reconociéndoles su valioso esfuerzo, aunque desde el gobierno agregar que a este
reconocimiento se les atienda cuando menos en su indumentaria. Además que en su
próxima conferencia de mediodía, Vizcarra haga guardar un minuto de silencio
por la memoria de todos nuestros héroes que nos acompañan desde el cielo, así
como el compromiso de velar por sus familiares que hubieran quedado en la
orfandad. Se lo merecen, y el Perú también.
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