LILIA, UN SILENCIO NADA INOCENTE
La
semana que transcurrió, doña Lilia Paredes Navarro se presentó en el
Parlamento para atender la citación formulada por la Comisión de Fiscalización relacionada
con las presuntas irregularidades por parte de su hermana Yenifer al haber
ofrecido obras de saneamiento en el distrito de Chadín (Cajamarca), además de haberse
reunido durante más de cinco horas en agosto pasado con el empresario Hugo
Espino en Palacio de Gobierno. En cada una de sus intervenciones, la profesora
Paredes puntualizó que “…. por recomendación de mi abogado defensor me
abstengo totalmente en declarar”. A la salida del hemiciclo, su letrado refirió
que “existe un
derecho humano que todo ser humano por su condición se llama derecho a guardar
silencio, no se constriñe, no se limita solo a los
procesos judiciales, a los juicios orales, a las investigaciones fiscales, a las
investigaciones policiales, sino que también trasciende sus efectos al fuero parlamentario”. Dos meses
antes, la señora Lilia fue citada al Ministerio Público para declarar por la
presunta falsificación de la tesis que elaboró conjuntamente con su esposo, el
aún mandatario Pedro
Castillo Terrones. Ahí, delante de la fiscal no solo se negó a responder,
sino que impidió que la titular de la acción penal formulase las preguntas. Por
esto último, se le levantó un acta por obstrucción a la justicia.
En paralelo a la manifiesta negativa por parte de la señora Paredes, el célebre humorista Carlos Álvarez fue denunciado de racista al haberla parodiado en un programa periodístico. Hasta el entrevistador caviaron Jaime Chincha se vio sorprendido por estas críticas señalando “yo creo en el humor político”. En su defensa el comediante agregó que “parece que el humor político es incómodo para este gobierno”. Completamente de acuerdo, aunque queda claro que la pretendida defensa del gobierno a la cónyuge del Presidente es en realidad un pretexto para confundir y/o distraer a la población de las acrecentadas denuncias de corrupción que cada día que transcurre comprometen más al propio Castillo Terrones.
El problema es que no solo se trata de su familia política (Fray y Gianmarco, sobrinísimos de Pedro Castillo), o de la nombrada Yenifer (que por cierto recién se ha puesto a derecho en la fiscalía), sino además de varios familiares cercanos a ella. Como reseña el diario Perú21 “Del lado de la primera dama, Lilia Paredes, están los Oblitas Paredes, donde figuran Fany y Rudbel, la primera con dos órdenes de servicio en el MTC y el segundo también envuelto en el caso de las licitaciones ilegales”, entre otros cuestionados allegados.
Es cierto que el acogerse al silencio es un derecho, aunque también lo es para los 33 millones de peruanos el conocer la verdad de los hechos que vienen ocurriendo (irregularidades y/o presuntas ilegalidades que sindican directamente a su consorte), incluyendo a los cientos de compatriotas que ilusamente pusieron sus esperanzas en este mortecino gobierno que llegó al poder con la lacrimógena frase de “no más pobres en un país rico”, la cual no estaba relacionada precisamente para su parentela.
Viéndolo así, la Primera Dama se acoge a un silencio nada inocente.
Comentarios
Publicar un comentario