EL DIA DESPUES DE MAÑANA
El Tribunal Constitucional tiene un reto
importante -sino el de mayor relevancia
de los últimos años- ante la resolución en los próximos días de la demanda
competencial interpuesta por el Presidente del Congreso contra el Poder Ejecutivo.
Más allá de la presión mediática (La
República el 21.10.2019 señaló “se fortalece el Grupo de los Cuatro” aludiendo
a los Magistrados Ledesma, Espinosa-Saldaña,
Ramos y Miranda, haciéndonos recordar la ilusión futbolera de los “Cuatro
Fantásticos” de la era Markarián, o mejor aún a los “Cuatro Fantásticos de la
Lucha Anticorrupción” encabezadas en su momento por el extinto parlamentario
Javier Diez Canseco), lo cierto que nuestro Máximo Intérprete de la Carta
Política tiene ante sí una oportunidad histórica que decidir.
Asumiendo como válidas las discrepancias
político-ideológicas de algunos de sus Miembros, es notorio que TODOS los
Tribunos gozan de la solvencia académica que -esperemos- estén a la altura de la circunstancia para zanjar de una
buena vez este tan delicado y a la vez trascendental tema en cuestión. El TC -al fallar- tiene las siguientes
posibilidades: Declarar Fundada o Infundada la demanda. En lo primero,
restituye los poderes del Congreso; mientras que en lo segundo, convalida de alguna
manera el Golpe de Estado sufrido desde el 30-S. Interesante además que el TC
sentará JURISPRUDENCIA, vale decir, establecerá reglas claras y vinculantes para
evitar que en lo sucesivo algún mesiánico caiga siquiera en la tentación de erigir
un gobierno autocrático como el actual. En suma, redefinirá el fortalecimiento
del Parlamento, el equilibrio de poderes (check
and balances), cuestión de confianza, etc.
Amén del resultado del TC, y ante la ola
gravitante de insatisfacción poblacional reinante en América Latina (por cierto,
en parte del planeta), siendo casos como Chile, Ecuador y hoy Bolivia (aunque
este último por otros factores), la pregunta es ¿Qué ocurrirá luego del fallo
del TC?; ergo, ¿Cómo afrontaremos y aceptaremos como sociedad este resultado, y
que haremos al respecto?. El caso mapochino -según refiere el Diario Gestión- tuvo como detonante para la furia
desatada, entre otros: i) desigualdad social crónica; ii) bajas pensiones; iii)
costos de la salud; y iv) sonados casos de corrupción en la Policía y el
Ejército.
Recordemos -o mejor dicho aceptemos- que no somos ajenos a lo que viene
ocurriendo en los nombrados países. Una izquierda cada vez más ideologizada,
por no decir con mayor extremismo (con
alianzas reprochables como el caso la Vero con el sentenciado Cerrón), con
apoyo y beneplácito de Caracas (brisa bolivariana). Asimismo, el gobierno de
facto con dinero público y no saber qué hacer con él (el Programa JUNTOS que corresponde el MIDIS con un presupuesto de S/.
350 millones solamente ha ejecutado el 1.6%), y cuando gasta lo hace mal (inaugurar como Obra el pintado del Colegio
Almirante Grau en Piura, con el agravante que la gestión lo hizo tiempo atrás
un Congresista) o solo por gastar (al
mes de septiembre 2019, gastos en viajes burocráticos fueron por S/. 662.7 Millones, lo que significó incremento
en 9.1%, comparado con el año anterior).
En paralelo, como refiere el Diario
Expreso (12.10.2019) “El Instituto de
Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) señaló que los
conflictos sociales ponen en riesgo 38 de los 126 megaproyectos del país, cuya
inversión está estimada en US$ 38,374 millones”, agregando que “Según la Defensoría del Pueblo, en agosto
de este año se registraron 186 conflictos sociales, 138 tienen la condición de
activos”.
En algún momento (más temprano que tarde como suele decirse) pasará la quimera de
Vizcarra, es decir la pretendida ilusión del “oasis” que quiere mostrarnos,
claro está sin control político. No rebalsarán los estrados para ver y escuchar
su grandilocuente retórica de la “lucha anticorrupción”. La gente se hastiará,
y probablemente -aunque como peruano es
obvio que no es el deseo- estalle un conflicto social con magnitudes
incalculables. El caldo de cultivo no solo está sembrado, sino que
germinándose.
Entonces, ¿Qué pasará el día después de
mañana?
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